
- ¡Fea! ¡Bicho!, ¡Lárgate de aquí!.
Aunque era pequeña, su magia era muy poderosa, y más de una vez había pensado hacer un encantamiento para volverse bella; pero luego pensaba en lo que le contaba su mamá:
- Tú eres como eres, con cada uno de tus granos y tus arrugas; y seguro que es así por alguna razón especial...
Pero un día, las brujas del país vecino arrasaron el país, donde vivía esta hada fea, haciendo prisioneras a todas las hadas y a todos los magos del lugar.
Nuestra hada, poco antes de ser atacada, hechizó sus propios vestidos, y ayudada por su fea cara, se hizo pasar por bruja. Así, pudo seguirlas hasta su guarida, y una vez allí, con su magia preparó una gran fiesta para todas, adornando la cueva con murciélagos, sapos y arañas, y música de lobos aullando.
Durante la fiesta, corrió a liberar a todas las hadas y a todos los magos, que con un gran hechizo consiguieron encerrar a todas las brujas en la montaña durante los siguientes 100 años.
Y durante esos 100 años, y muchos más, todos recordaron la valentía y la inteligencia del hada fea. Nunca más se volvió a considerar en aquel país, la fealdad como una desgracia, y cada vez que nacía alguien feo, todos y todas se llenaban de alegría, sabiendo que tendría grandes cosas por hacer.
Valor que transmite: Aceptarnos tal como somos.

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